Blanca Fiz García es la cara visible del Olivar el Herrerillo, en Medina Sidonia, un magnífico proyecto familiar que hoy empieza a dibujarse en el horizonte de la campiña jandeña, allí donde la tierra se empeña en seguir dando lo mejor de sí cuando recibe cariño y respeto. 

Quizá estas sean las claves y la esencia de este olivar, de este interesante proyecto que tiene sus inicios allá por 1994 cuando la familia Pérez Fiz adquiere una finca que se le conocía como “La madre de la perdiz” en la que, salvo unas chumberas y unos cuantos olivos, todo era tierra rastrojera. En 1995 inician el proceso de plantación de olivos y se sumergen de lleno en el apasionante mundo de la agricultura ecológica. 

Con una extensión de cuatro hectáreas de terreno pero con las ideas y los objetivos muy claros, su hijo Álvaro, Ingeniero Técnico Agrícola, empieza a dirigir una finca que, hoy podemos decir, está ofreciendo el mejor de los jugos de un olivar que ha ido creciendo a base de jornadas interminables de trabajo, esfuerzo y pasión, dedicación y mimo, de empeño por hacer las cosas bien. El Olivar El Herrerillo produce un aceite de oliva virgen extra ecológico de excelentísima calidad y con unas propiedades y valores analíticos al alcance de pocos.

En 2017 han sumado otras cuatro hectáreas de terreno en las que crecen al ritmo que marca la naturaleza unos olivos que se incorporan a la familia y su obra.

El Herrerillo es un olivar ecológico cuya variedad es la Picual, entre cuyas características destacamos los tintes picantes y amargos de su sabor, además de su aroma clorofílico, es decir, su aroma a hoja de olivo.

Para El Herrerillo la calidad es lo primero, lo principal, lo importante, es el objetivo que persiguen a través de los procedimientos agrícolas que siguen de manera exhaustiva para ofrecer lo mejor y recibir lo mejor de sus olivos. Es por ello que hacen la recolección en octubre, sin más demora, ya que es en verde como la aceituna ofrece todas sus propiedades al 100%, y por lo tanto la calidad es mayor. La cantidad es lo de menos, ya que hay una clara apuesta por ofrecer el mejor producto posible, con el mejor jugo, con la mayor calidad y unos excelentes valores analíticos. La acidez de aceite de oliva virgen extra suele ser entre 0,1 y 0,2.

Más que un proyecto empresarial, viene a ser como una filosofía de vida, un compromiso con nuestro ecosistema, una apasionante aventura en la que se vela por la calidad del producto y el respeto medio ambiental más allá de la cantidad de producción y de las ventas. Es por ello que se mima al máximo cada paso, cada fase, midiendo muy bien los tiempos en pro de que la aceituna no pierda ni vea mermadas sus propiedades. Cuando el aceite no alcanza los niveles de calidad máximos exigidos por ellos mismos, no se comercializa.

En el último año han producido 1.200 litros de aceite de oliva virgen extra ecológico de 7.700 kg de aceituna, lo que supone un buen rendimiento, teniendo en cuenta que años anteriores se recolectó más del doble de aceitunas.

La comercialización y venta de este oro líquido es directa, ya que son ellos mismos quienes la venden sin más intermediario, “a la misma gente de siempre todos los años, desde 2011”, siempre en pequeñas cantidades. Así mismo, y de forma muy selecta, el aceite de oliva ecológico virgen extra de El Herrerillo podemos encontrarlas en tiendas ecológicas especializadas y gourmet de la comarca de la Janda y la provincia de Cádiz. Un excelente producto que goza de gran prestigio y que forma parte de los ingredientes selectos de importantes restaurantes de la provincia. 

El aceite de oliva virgen extra ecológico del Olivar El Herrerillo ha sido galardonado en 2019 y 2021 por BIOL International Prize For The Best Organic Extravirgin Olive Oil in the Word en las ediciones XXIII Y XXVI.

En el Olivar El Herrerillo, la familia lo hace todo, es todo familia y dedicación a un proyecto que busca la calidad, el sabor, el aroma y los mejores valores en su creación, su aceite de oliva ecológico virgen extra, premiado “Queremos seguir haciendo lo que hacemos, pero perfeccionándolo cosecha a cosecha”.