¿Te suena la cachuela? Quizás no, pero te aseguramos que si la pruebas dejará una huella imborrable en tu paladar. Es el hígado del conejo silvestre, una de las piezas más sabrosas y representativas de esas carnes de caza menor ligadas a un territorio, La Janda, que respira naturaleza, sabor a campo, de este a oeste y de norte a sur.
Carnes de orígenes humildes, que han alimentado desde tiempos inmemoriales a vecinos de localidades como Paterna de Rivera, Medina Sidonia y Benalup, dando forma a una gastronomía de ‘chup chup’, paciente, de herencia infinita y que sienta cátedra.
Carnes que por tierra (conejo) y aire (perdiz, zorzal y faisán) interpretan los intensos sabores y las delicadas texturas de un paisaje inspirador, al que las cocinas, las más populares e innovadoras, miran de frente.
Y es que no hay nada mejor que sentarse a la mesa y dejarse llevar por un buen conejo de campo con arroz, en salsa o en tomate para entender lo que cuesta explicar con mil y una palabras.
La carne de Caza Menor en La JandaEl Pavero
EL PAVERO
Si te decides a comprar algunos de estos exquisitos productos de carne de caza menor, en Paterna de Rivera encontrarás una de los negocios que comercializa y distribuye estos manjares silvestres
Así es la carne de Caza Menor
En sus campos, montes, dehesas y zonas de cultivo, la comarca de La Janda atesora algunos de sus productos más exquisitos. Pequeñas delicatessen repletas de sabor e íntimamente ligadas a la gastronomía, a la de supervivencia en tiempos no tan remotos, y a la del disfrute, cultivada de forma muy especial en esos templos del sabor que son las ventas.
Productos que, como el conejo, el faisán, la perdiz o el zorzal tienen en común la característica potencia de sus sabores y el cuerpo de sus texturas; cualidades que vienen marcadas por el territorio natural que habitan y la alimentación de calidad que encuentran en ellos.
Bocados silvestres de temporada que precisan de largos tiempos de elaboración y que se prestan a un sinfín de cocinados, la mayoría pacientes e impregnados de una larga y rica tradición, heredada de generación en generación.
Huella que es especialmente profunda en localidades como Paterna de Rivera (muy ligada al flamenco, Rufino y El Perro de Paterna) y Medina Sidonia, en las que productos como el conejo de campo o silvestre han dado lugar a un sinfín de exquisiteces.