Quizás, estemos ante uno de los paisajes con sabor más singulares y característicos de nuestra comarca, ya que el ‘cultivo’ de peces en ellos es algo único en el mundo, sólo se encuentra en el arco Sur Atlántico de la Península Ibérica.
Un milagro de sabor que en La Janda se escenifica en ese triángulo de naturaleza que conforman el río Barbate, sus marismas y el Atlántico.
Casi imperceptible por su perfil plano, es uno de los parajes naturales de mayor biodiversidad, favoreciendo un impacto ambiental para el entorno que lo abriga, como, cada temporada, lo atestiguan los cientos de flamencos y otras aves que utilizan sus balsas de agua como lugar de descanso y alimento antes de dar el gran salto al continente africano.
Y es que, sin lugar a dudas, nuestros esteros son una de esas privilegiadas atalayas ornitológicas del sur de Europa a la que asomarse en busca de espectáculos únicos y sabores extraordinarios.