Marismas, acantilados, tierras de cultivo, pinares de verdes intensos, dehesas, milenarios bosques de alcornoques, playas, lagunas y ríos dibujan uno de los entornos naturales más ricos y diversos de este sur del sur de Europa.
Riqueza que se refleja en el cielo que lo envuelve, desde el litoral hasta el interior, y que sobrevuelan las numerosas aves que han hecho de La Janda su particular paraíso.
Chotacabras, halcones peregrinos, sisones, águilas imperiales, perdiceras y pescadoras, alcaravanes, aguiluchos cenizos y papialbos, limícolas, grullas, ibis eremitas, buitres leonados… dan vida a uno de los puzzles ornitológicos más ricos de la Península Ibérica.
Aves a las que, llegado el tiempo de las migraciones, se unen esas otras que hacen de parte de este privilegiado territorio lugar de descanso en su largo viaje a tierras africanas, convirtiendo los espacios naturales de La Janda en uno de los mayores ‘vergeles’ ornitológicos del sur de Europa.