También llamado venado, abunda en el Parque Natural de los Alcornocales, en el que, gracias a su intensa actividad en un paisaje accidentado, produce una carne baja en grasa, magra y de sabor muy intenso, característica de los productos de caza.
Con un control exhaustivo de su caza, los ejemplares que se abaten suelen proporcionar entre 35 y 42 kilos de carne, aprovechándose para el cocinado todo menos la cabeza y las vísceras.
Las piezas nobles del venado son los lomos, solomillos y patas, bocados que transmiten a nuestro paladar todos esos aromas que son propios de la rica alimentación que obtienen en este auténtico paraíso natural de nuestra comarca.
Basta con una ‘salsita’ de ajo, laurel, un chorreón de vino fino de la tierra y un poco de paciencia para disfrutar de uno de los bocados más salvajes e intensos de La Janda.
Su despiece para comercialización es el siguiente: jamón, solomillo, ragout, paleta, trimming, músculos, lomo, cuello y falda.