El castillo de Zahara de los Atunes fue levantado por el duque de Medina Sidonia en el siglo XVI ante la necesidad de dotar a la almadraba de esta población de una infraestructura residencial, defensiva e industrial acorde con su relevancia. La vida y la historia de Zahara han estado ligados siempre al atún, a los atunes y la almadraba.
Hemos de remontarnos al siglo XIII, cuando Sancho IV “el bravo” concediera allá por el año 1294 a Guzmán “El Bueno” el privilegio de “armar almadrabas” para la captura de atunes en toda la costa hasta el Estrecho de Gibraltar. Esta concesión respondía a la contraprestación por los servicios militares prestados a la corona en el proceso de reconquista. Resaltar que en esta época las almadrabas de Zahara y Conil eran las más importantes de Andalucía, atrayendo cada temporada a cientos y cientos de personas de todos los rincones en busca de ser empleados en las tareas almadraberas.
El castillo, rodeado por cuatro lienzos de muralla y tres torres, de las que en la actualidad solo se conserva una, y tres puertas, dos de las cuales se abrían al mar, y a la que hay que añadir una cuarta en la cara norte de la fortaleza. Pero pese a las evidencias defensivas de este castillo, este recinto no sólo cumplió esa función, ya que además de ello también cumplió una función residencial e industrial, siendo las torres las partes residenciales del mismo y el resto de dependencias interiores del castillo estaban destinadas a la chanca y almacenes de “enseres y pertrechos”, así como otras dependencias y espacios como saladeros, pilas de salar, pozos de agua dulce, hornos, carnicería. Los barcos se guardaban en el patio que era de gran extensión.
En la actualidad y desde 1906, el antiguo saladero alberga la Iglesia de Nstra. Sra. del Carmen de Zahara de los Atunes.